Partido ante Francia, en el Parque Central. |
Por Joaquín del Arse.
El viejo anhelo de Julest Rimet, se hizo realidad. Luego de un conflicto con la FA (la actual federación inglesa de fútbol), el COI (Comité Olímpico Internacional) le otorgo a la FIFA, la organización del fútbol en los Juegos Olímpicos, y de esta manera, los torneos de 1924 y 1928, fueron el banco de prueba ideal, para avanzar hacia un campeonato del mundo. Dichas dos competencias las ganó Uruguay, sorprendiendo a los europeos, quienes ademas, en la final de 1928, vieron como también se colaba Argentina en la discusión por la medalla dorada. No había lugar a dudas, que el fútbol mejor jugado estaba en el Río de la Plata. Entre tanto, el francés Rimet pregonaba la necesidad de organizar el mundial, ante la oposición de los ingleses, quienes se vieron completamente desplazados del manejo del fútbol a nivel internacional, lo que terminaría por alejarlos de la FIFA hasta mediados de la década del 50.
Rimet tenia bien en claro que la sede debía ser otorgada a Uruguay, por ser el doble campeón olímpico. Sin embargo Italia, Alemania, Hungría, los países escandinavos y Austria, se opusieron a dicha sede, dado el inconveniente que les producía movilizarse hasta Sudamérica (hay que tener en cuenta que solo se viajaba en barco, durante casi dos meses, ya que la aviación comercial no estaba desarrollada). Este impedimento no fue excusa, y desde Europa dieron el visto bueno, Francia, Yugoslavia, Bélgica y Rumanía. El resto de los competidores, fueron aportados por América.
Argentina era una de las potencias continentales, habida cuenta de salir campeón sudamericano en 1921, 1925, 1927 y 1929, y Subcampeonato olímpico en 1928. Se preparo una selección acorde al acontecimiento y debuto el 15 de julio, ante Francia, en la cancha del Parque Central (actual ubicación del estadio de Nacional de Montevideo), con un triunfo por 1 a 0 (gol de Monti). Luego, el 19 de julio, ya en el Centenario, venció por 6 a 3 a México (Stábile -3-, Zumelzu, Varallo -2-), donde el arquero argentino Juan Bottaso (Argentino de Quilmes) le contuvo un tiro penal a Rosas, siendo entonces la primera vez en la historia que un penal era retenido por un arquero. Finalmente, el 22 de julio, Argentina definía el pase a semifinales ante Chile. Lo gano tranquilamente con un 3 a 1 (Stábile -2- y M. Evaristo).
Se clasificaron a las semifinales, los ganadores de cada uno de los grupos: Argentina, Yugoslavia (que sorprendía eliminando a Brasil), Uruguay (Cómodos triunfos ante Perú y Rumanía) y Estados Unidos (goleo a Bélgica y Paraguay) que por aquellos años amateurs, era un equipo respetable.
El 26 de julio, Argentina vapuleo a los norteamericanos por un contundente 6 a 1 (goles de Monti, Scopelli, Stábile -2-, Peucelle -2-), mientras que un día después, los uruguayos también ganaban por el mismo marcador, sobre Yugoslavia.
La final se jugó el 30 de julio en un repleto estadio centenario, pero de movida la controversia reino. Tanto argentinos como uruguayos querían disputar la final con su propio balón. El arbitro Langenus (Bélgica) resolvió la cuestión jugando un tiempo con cada uno. Comenzó jugando Argentina con su balón, y de esta manera, el equipo nacional se imponía en el marcador, con goles de Peucelle y Stábile, siendo el primer tanto del uruguayo Dorado. Pero en el complemento, los locales, mediante su típico juego, dieron vuelta el resultado (goles de Cea, Iriarte y Castro) para imponerse por 4 a 2, y de esta manera alcanzar el primer titulo de campeón mundial FIFA, hilvanando de esta manera un increíble tricampeonato ecuménico, con los anteriores dos Juegos Olímpicos.
Para Argentina quedo el consuelo de estar entre las potencias mundiales, tener al goleador del campeonato (Guillermo Stábile, con 8 conquistas) y haber sido uno de los mejores equipos en relación al juego. Aunque el periodismo y el publico en general, tildo de "blanditos" a algunos de nuestros jugadores, ante la envestida de los uruguayos. Pero eso, queridos amigos, es otra historia...
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