Todavía masticando bronca por los cuatro remates que se estrellaron en los palos del rival, Cristian Campestrini explicó la derrota de Arsenal por 1-0 ante Vélez con un dejo de amargura, también emocionado y hasta con grandeza para reconocer el título de los de Liniers. "Fue una linda final, muy emotiva, felicito a los muchachos porque dieron la vida y lucharon", inició su discurso con la televisión.
Inmediatamente comenzó con un análisis de las acciones del juego y, fiel a su estilo tradicional, brindó una declaración para el recuerdo. "Quedamos un poco descuidados en el fondo esta vez, pero Arsenal tuvo las situaciones más claras... Pero a llorar a la iglesia. Nos vamos con la frente alta", eludió las excusas para argumentar por qué los de Sarandí se quedaron con las ganas de otra vuelta olímpica.
"Obviamente duele, no somos un equipo grande pero nos habíamos acostumbrado a ganar cosas. Hay que seguir luchando, estamos en el camino a seguir", continuó el referente de un club que creció en los últimos tiempos, con la conquista de un certamen local, una Copa Argentina, una Supercopa, la Copa Sudamericana 2007 y la Suruga Bank en Japón. "Lamentablemente no puedo llevarle la copa a mi familia, pero felicito a Vélez", concluyó al borde de las lágrimas.
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