Junto a Carlos Bilardo, en aquellos momentos de la selección nacional. |
Por Joaquin del Arse
El fútbol argentino tuvo un antes y un después de Julio Humberto Grondona, quien conducio con sumo personalismo a la AFA. Con virtudes y defectos, pero imprimiéndole a la entidad su sapiencia. Fue tal su inteligencia, que se codeo con los mas poderosos del mundo, llegando a ser fuente de consulta de las máximas autoridades de la FIFA, y mano derecha de los dos últimos presidentes de esa organización.
Bajo su mandato, la selección nacional gano un campeonato mundial y llego dos veces al subcampeonato, como así también levanto la Copa América en dos oportunidades y la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos (también de manera consecutiva). Fue uno de los que impulso la construcción del complejo de entrenamiento y concentración en Ezeiza, y quien aposto por el respeto de los contratos de los entrenadores de las selecciones. Incorporo al fútbol del interior y reformo (junto a sus pares de la AFA) los campeonatos, aunque la ultima reestructuración fue muy criticada. Fue el fundador de Arsenal, jugador ademas en las ligas amateurs y desde ahí cimento su carrera hasta llegar a Independiente, y luego a la AFA y la FIFA.
Polémico, fue criticado por no resolver el problema de las barras bravas y ciertos negocios no del todo claro con empresas ligadas a los derechos de televisación de manera privada, y luego estatal (FPT).
Hace un año nos dejó, y es bueno recordarlo, con sus luces y sus sombras, como un ser humano común, como nosotros, que pensó y lucho por una visión del fútbol, que fue compartida por muchos, y denostada por otros, pero que por sobre todas las cosas, dejo una huella profunda, y quizás haya sido, sin temor a equivocarme, la gestión más exitosa en la historia del fútbol nacional, por la cantidad de títulos alcanzados, no solamente con la selección nacional, sino con el resto de los clubes, y por sobre todo, la inserción internacional de Sudamérica en el plano mundial.
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